En mi trabajo privilegio el uso de la terapia de sueños, por la rica información que entrega, la belleza de lo que se descubre y la posibilidades de autoconocimiento, desarrollo y cambio a través de ellos. Lo realizo también en talleres grupales, donde el trabajo individual se enriquece con la mirada y contención de otros en el mismo camino.
“La confrontación con los contenidos del inconsciente nos vuelve personas más completas, más sabias, capaces de contar con los propios recursos internos”, dice Virginia Gawel, psicóloga transpersonal, directora del Centro Transpersonal de Buenos Aires.
La más directa, expedita y rica forma de de encontrarnos con nuestros contenidos inconscientes, recibir sus mensajes, dialogar con ellos y por cierto conocernos, es a través de decodificar las distintas imágenes de nuestros sueños.
Según Jung, psiquiatra, psicólogo, discípulo de Freud, las imágenes del sueño emplean variadas estratagemas, metáforas verbales, visuales y sensoriales, juegos de palabras, etc. que expresan pensamientos y sentimientos. Para comprenderlos propone la asociación dirigida en lugar de la asociación libre, para que el soñante focalice su atención en esas imágenes. Se trata de encontrar el significado emocional para el sujeto y el significado cultural universal del símbolo presente en el sueño.
Jung además abogaba por validar la interpretación dada a un determinado sueño en los siguientes, interesándose en una serie de sueños, más que la comprensión aislada de uno de ellos.
La mayoría de los sueños producen expresiones de sentimientos, pensamientos e ideas, que si los atendemos, ayudan a evaluar, realizar cambios y resolver problemas en los distintos ámbitos de la vida.
Los sueños tienen un sentido, las metáforas que contienen permiten ver aspectos nuevos de situaciones que en vigilia no están claras, por lo que el soñante puede acceder a nuevas interpretaciones de lo que vive y le ocurre.
Aunque al despertar el soñante tiene la información que necesita para comprender el sueño, frecuentemente está fuera de su conciencia inmediata, o no cuenta con las herramientas para recuperar y decodificar esa información. Corresponde a su psicología profunda y requiere de acompañamiento y guía para comprenderla y usarla en su desarrollo.
Soñar es algo muy personal, por lo mismo, los diccionarios simbólicos y las explicaciones estándar, no son de utilidad para este proceso. Es el soñante quien tiene las claves para la comprensión del significado de sus propios sueños.
¿Para qué entonces la necesidad del terapeuta? Porque aunque no “sabe” el significado de los sueños que aborda, es quien tiene la capacidad y la experticia para facilitar junto al paciente su propia exploración, encontrar el significado particular de sus sueños, acompañarlo en el proceso de darse cuenta y a encontrar el camino y las herramientas para su cambio.
El proceso es profundo y hermoso, tanto para el paciente como para el terapeuta… lo bello es que siempre hace el sentido necesario para ver, verse y sorprendentemente, encontrar respuestas desde sí mismo.
Jung dice de nuestro inconsciente, desde donde emerge esta rica información; “ es una inteligencia autónoma que podría poner sus recursos y su sabiduría a nuestro servicio”.
Alguns datos:
En promedio dormimos 8 horas diarias, aunque con grandes variaciones. De ese tiempo, cada noche aproximadamente 2 horas, soñamos, lo que hace que aproximadamente 1/12 de nuestra vida estamos en esta función; la de soñar.
Aunque la mayoría recordamos uno o dos sueños semanales, también hay una gran variación individual; algunas personas raramente recuerdan sus sueños y otras tienen una gran capacidad de recuperar su memoria onírica a diario, sin que se conozca las causas de esta diferencia.
Como cualquier otra función, es posible usar técnicas que nos permiten entrenarnos en recordar nuestros sueños y trabajar con ellos sobre nosotros mismos.
Un abrazo, felices sueños. 🙂
Pelusa